Convocatoria artistas Cámara de Comercio
Nombre del concurso / Name of the competition:
Convocatoria para artistas obras en espacio público – Sede El Poblado / Call for artists’ works in public space – El Poblado Headquarters
Lugar / Location:
Medellín, Antioquia
Cliente / Client:
Cámara de Comercio de Medellín / Medellín Chamber of Commerce
Programa / Program:
Intervención Artística / Artistic Intervention
Equipo / Team:
Cauce + Angélica Teuta
Colaboradores / Collaborators:
David Mesa
Santiago Madrigal
Sebastián González
David Castañeda
Año / Year:
2017
Estado / State:
Propuesta / Proposal
Descripción / ES
Cuando pienso en escultura pública, más allá de cualquier creación humana, siempre me evoca la imagen de aquel árbol de chaflera ubicado en lo alto de la fachada del bar, el guanábano, ubicado en el parque El Periodista del centro de Medellín. Ya no se encuentra allí y la magia encarnada en aquella escultura vernácula, que por 12 años armonizaba el caos del ambiente y la vida bohemia de sus visitantes, cual efecto surrealista, ya no podrá ser admirado o ser fuente de inspiración de las generaciones venideras. Esta especie vegetal asiática fue emblema, estandarte y resistencia de un mundo urbano, tal como lo menciona el periodista y escritor paisa, Guillermo Cardona, quien lo inmortalizó con palabras.
En otro punto del globo terráqueo, en la plaza Waisenhausplatz en Berna (Suiza), se encuentra una de mis esculturas favoritas, “La fuente” por Méret Oppenheim quien en 1983 fue comisionada para crear una escultura pública. En ese momento ella estaba avanzada para su época, siendo rechazada cuando inauguró su torre-fuente en concreto, con sistemas de tubos en espiral donde pasaba agua que iba hacer mutar la pieza a largo plazo por efectos mismos de la naturaleza.
Actualmente, esta obra que se encuentra en su culmen, gracias a la forma como han avanzado los conceptos del arte y el efecto contundente del material natural, tiene una perfecta armonía con el ambiente, pues es un artificio que hospeda vida y lleva un bello diálogo con las fuertes estaciones climáticas de la región.
Así es como se concibe nuestro acto de resistencia, con un “fotograma” que congela una historia de un tiempo pasado ficticio, capaz de contener una poética penetrable, que perdure en el tiempo, casi como un diorama a escala 1:1. Con mi equipo de trabajo, Cauce, Arquitectura del Paisaje, decidimos acelerar el proceso de deterioro de la obra y manipular el crecimiento y caos de lo natural a partir del artificio. Una escultura pública que cuenta otra historia, desobedeciendo las lógicas de lo que en el común denominador se entiende por escultura pública en Medellín.
Nos opusimos a erigir un objeto que lo único que podría hacer es competir con la ciudad del acero y el concreto. Decidimos hacer un hundimiento en óvalo de 1,20 metros de profundidad en el espacio asignado, golpeándolo imaginariamente en forma abrupta para contarles, al transeúnte y al visitante, que todo es perecedero pero que al final viene la transformación.
Nuestro terreno convertido en grietas y ruinas estará permanentemente acariciado por la mano de la vegetación: el suelo abonado, las plantas rastreras e invasoras, y el césped poblado que seguirá habitando venturosamente a lo largo de los años. En el centro del desmoronamiento en pendiente se elevará un árbol de guayacán amarillo, símbolo de fortaleza y belleza de este reinado natural. Nuestro tótem no será lo construido por la mano humana, sino este bello ser viviente nativo de la región que desvela su majestuosidad ante el cambio climático, se vestirá de flores justo después de las épocas de lluvia (Marzo-Abril y Noviembre-Diciembre), formando un tapete amarillo a su alrededor, dando sombra cuando surja su gran frondoso verde y proporcionado hábitat para algunas especies de aves, tales como el azulejo arañero, el azulejo común y el mielero.
Esperamos que el público y los curiosos puedan penetrar el espacio y descender hasta el fondo de está concavidad en donde habita el árbol. Sería como experimentar una pequeña aventura, como si el visitante estuviera en un micro-mundo dentro de lo urbano, como si recorriera unas ruinas a las afueras de la ciudad requiriendo un mínimo esfuerzo físico. También hemos generado un sendero reconocible que ayude a bajar mejor al visitante y, con estos mismos “escombros”, unas sillas que ayuden al espectador a ingresar, reposar y conectarse con el lugar y con el árbol. El espectador podrá ser un transeúnte desprevenido, un visitante de las instalaciones de la Cámara, de la galería de arte, o aquellos que se encuentran en la ciclovía y deseen hacer un alto en el camino.
Respecto al guayacán, escogimos este árbol como pieza principal orgánica por su importancia en Antioquia y su poesía inherente, lo cual nos llevó a posteriori a la obra de Ethel Gilmour “El pueblo y el guayacán”, con quien además compartimos algunas similitudes en el desarrollo de nuestras vidas. Estoy orgullosa de poder realizar un énfasis mayor de su obra para los conocedores del arte contemporáneo en Medellín logrando un diálogo de artista a artista, y para que aquellos que no tengan dicho conocimiento puedan vivir la obra desde la resistencia majestuosa de la belleza natural.
Finalmente, es de nuestro interés ayudar a concientizar a las personas acerca de la campaña de reforestación y conservación de la siembra de árboles en el Valle de Aburrá, dado que recientemente Medellín fue catalogada por la OMS como la novena ciudad más contaminada en América Latina, y la primera en Colombia. Además, estamos apoyando las iniciativas que buscan evitar la tala de 218 árboles del Túnel Verde, que inicia en frente de las instalaciones de la Cámara, contemplada para poder realizar las futuras obras del Metroplús. En el desarrollo de la obra incluimos la búsqueda de un árbol guayacán que esté en situación de riesgo para realizar su traslado, como un performance digno de registrar y volverse memorable.
Description / EN
When I think of public sculpture, beyond any human creation, it always evokes the image of that chamfer tree located at the top of the bar's facade, the soursop, located in the El Periodista park in downtown Medellín. It is no longer there and the magic embodied in that vernacular sculpture, which for 12 years harmonized the chaos of the environment and the bohemian life of its visitors, which surreal effect, can no longer be admired or be a source of inspiration for generations to come. This Asian plant species was the emblem, banner and resistance of an urban world, as mentioned by the journalist and paisa writer, Guillermo Cardona, who immortalized it with words.
At another point on the globe, in the Waisenhausplatz square in Bern (Switzerland), is one of my favourite sculptures, "The Fountain" by Méret Oppenheim who in 1983 was commissioned to create a public sculpture. At that time she was advanced for her time, being rejected when she inaugurated her concrete tower-fountain, with spiral tube systems where water passed that would make the piece mutate in the long term due to nature's effects.
Currently, this work that is at its peak, thanks to the way in which the concepts of art have advanced and the overwhelming effect of natural material, has a perfect harmony with the environment, because it is an artifice that hosts life and leads a beautiful dialogue with the strong climatic seasons of the region.
This is how our act of resistance is conceived, with a “frame” that freezes a story of a fictional past tense, capable of containing a penetrable poetic, that will last in time, almost like a diorama at a 1: 1 scale. With my work team, Cauce, Landscape Architecture, we decided to accelerate the process of deterioration of the work and manipulate the growth and chaos of the natural from the artifice. A public sculpture that tells another story, disobeying the logic of what in the common denominator means public sculpture in Medellín.
We were opposed to building an object that all I could do is compete with the city of steel and concrete. We decided to make a sinking in oval of 1.20 meters deep in the assigned space, hitting it imaginary abruptly to tell the passer-by and the visitor that everything is perishable but that in the end comes the transformation.
Our land turned into cracks and ruins will be permanently caressed by the hand of the vegetation: the fertilized soil, the crawling and invasive plants, and the populated lawn that will continue to inhabit happily throughout the years. A yellow guayacan tree, symbol of strength and beauty of this natural reign, will rise in the center of the sloping collapse. Our totem will not be what is built by the human hand, but this beautiful living being native to the region that reveals its majesty in the face of climate change, will dress in flowers just after the rainy season (March-April and November-December), forming a yellow carpet around it, giving shade when its large green leafy arises and provided habitat for some species of birds, such as the chandelier tile, the common tile and the honeycomb.
We hope that the public and the curious can penetrate the space and descend to the bottom of this concavity where the tree lives. It would be like experiencing a small adventure, as if the visitor were in a micro-world within the urban, as if he were traveling through some ruins on the outskirts of the city requiring minimal physical effort. We have also generated a recognizable path that helps to go down visitors better and, with these same "rubble", some chairs that help the viewer to enter, rest and connect with the place and with the tree. The spectator may be an unsuspecting passer-by, a visitor to the Chamber's facilities, the art gallery, or those who are in the bike path and wish to stop along the way.
Regarding the guayacán, we chose this tree as an organic main piece because of its importance in Antioquia and its inherent poetry, which led us later to the work of Ethel Gilmour "The people and the guayacán", with whom we also share some similarities in the development of our lives. I am proud to be able to make a greater emphasis of his work for connoisseurs of contemporary art in Medellin, achieving a dialogue from artist to artist, and so that those who do not have such knowledge can live the work from the majestic resistance of natural beauty.
Finally, it is in our interest to help raise awareness about the reforestation and conservation campaign of tree planting in the Aburrá Valley, given that Medellín was recently listed by the OMS as the ninth most polluted city in Latin America, and the first in Colombia. In addition, we are supporting initiatives that seek to prevent the cutting down of 218 trees of the Green Tunnel, which begins in front of the Chamber's facilities, contemplated to be able to carry out the future works of the Metroplús. In the development of the work we include the search for a guayacán tree that is at risk to carry out its transfer, as a performance worth registering and becoming memorable.